"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Oscar Wilde

jueves, 24 de marzo de 2011

Caminando a paso lento va el pequeño Jorge, se dirige hacia su casa luego de un largo día. No puede apartar la vista del emboltorio que lleva en su mano, pues lleva toda la tarde tratando de abrirlo para comerse el chocolate que trae dentro. Jorge esta un poco desesperado pues no es cualquier chocolate, es un chocolate con la forma de un instrumento musical.

Nuestro amigo jorge siempre ha escuchado música, desde que estaba en la barriga de su mamá escuchaba a grandes del Jazz como Louis Amstrong y Charlie parker. A los tres años era la sensación entre todos los bebés de su familia, pues sólo el podía imitar a Dizzy gillespie inflando los cachetes. A los 6 años se adentró al mundo de la música académica, conocío la magia de un claro de luna de Debussy, la belleza de un Ave María de Schubert y el poder de una 5ta sinfonía de beethoven. Su descubrimiento lo llenó de tanta alegría que su mamá le hizo una piñata de Mozart para su 7mo cumpleaños, con peluquín y todo.

Ya a su corta edad de 10 años se puede decir que el pequeño Jorge es todo un experto en música. Los profesores lo aman por la pasión con la que canta todas sus lecciones de solfeo, su familia lo alienta comprandole discos y biografías de compositores y sus compañeros mientras rien lo miran con admiración cada vez que cuenta una historia divertida de algún instrumentista. Pero no crean que todo en la vida del pequeño Jorge es perfecto. Nuestro amigo no toca ningun instrumento, nunca se había podido decidir por uno solo, todos suenan muy bien y para él todos son muy especiales. Por lo que siempre tuvo una gran confución, hasta el día de hoy.

Hoy Jorge tuvo el día mas importante del resto de su vida, el día de hoy logró escoger que instrumento quería tocar. Todos en su cuadra se preguntaban que instrumento había escogido Jorge, sus abuelos apostaron a que sería trombón y sus papas estaban seguros que sería violín. La vecina peleaba con la vieja de al frente porque no iba a ser flauta, ¡Tenía que ser clarinete!. Todos hablaban pero nadie sabía la respuesta correcta.

Caminando a paso lento viene el pequeño Jorge llegando a su casa, su familia lo espera con gran alegría, todos deseando que nuestro amigo anuncie que instrumento tocará. Su mamá le pregunta si escogió el violín y él con una sonrisa en la boca movió su cabeza en un gesto de negación. Sus abuelos saltan del sillón y le preguntan emocionados si escogió el trombón, ¡estaban a punto de ganar la apuesta!, pero Jorge ahora soltando una carcajada negó con firmeza la pregunta. La vecina y la vieja de al frente con un oído casi supersónico oyen que nadie a dicho la respuesta correcta. Así que corren hacia la casa y le preguntan a Jorge si escogió la flauta o el clarinete. Jorge volvió a hacer un gesto de negación.

Todos se quedan en silencio esperando que Jorge declaré cual fue su decisión, y el muy feliz le pregunta a su mamá si puede conseguirle una tijera, pues todavía no ha podido abrir el emboltorio de su chocolate. Su mamá extrañada y un poco fatigada porque aún no sabe lo que su hijo decidió comenzar a tocar, busca la tijera y se la entrega. Jorge cambia su expresión feliz por una seria, como la de un cirujano meticuloso, debe tener mucho cuidado al abrir el emboltorio, pues no quiere dañar su preciado chocolate. Finalmente y después de un movimiento rápido con las tijeras Jorge saca su chocolate, el chocolate mas especial que ha tenido.

Todos miran la forma del chocolate y se dan cuenta que ahí esta la respuesta. La vecina y la vieja de al frente se van felices de que pronto escucharan a Jorge hacer un gran solo en una orquesta. Los abuelos se acuestan a dormir hablando de que vestirán cuando nuestro amigo los invite a su gran debut como solista y sus padres rien felices mientras escuchan un cd de Miles Davis.

Caminando a paso lento Jorge sube a su cuarto mientras termina de comerse su trompeta de chocolate.

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